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11 sept 2009

Yo sentía los chorros de leche que me quemaban mi interior, qué acabada más perfecta, sobre todo por que era un lugar público, lo que me excitaba más. El moreno no dejó escapar ni una sola gota de mi leche. Me bajé y besé al moreno para probar algo de mi leche y luego besé al otro. Limpie con mi boca el pene del moreno, para luego compartir el néctar con ambos...




Mientras el blanco me reventaba el culo con su pene, el moreno mamaba el mío. Aquello era lo máximo, me sentía en la gloria. Qué rico es sentir un buen pene el culo y tener a alguien que te mame el tuyo. Estando así, en esa situación, no pude aguantarme mucho, pero el blanco me pedía que no fuera acabar aún para hacerlo al tiempo, a lo que dije que acelerara porque la mamada que me propinaba el moreno me estaba matando...



Aceleró el ritmo y yo también, el moreno aceleró la chupada mientras se masajea su pene, su gran pene... La respiración era más agitada, estábamos a punto y sólo escuché la frase ¡me vengo! y yo reventé de una llevando mi pene a lo más profundo de la garganta del moreno mientras que él también reventaba en una explosión de leche.



Decidimos entrar al cubículo donde estaba la poceta para tener algo de privacidad, ciertamente que no es el lugar mas cómodo, pero uno se las ingenia... El tipo blanco se sube en la poceta y yo le doy un chapetón de velocidad mientras me bajo el pantalón y me subo también, ofreciéndole mi culo ya jugoso y deseoso de que me cogieran.



Ahí estábamos los tres, uno me lo metía y yo sentía una corriente de calor y placer que me recorría todo el cuerpo, algo tenso mientras mi culo se acostumbraba a semejante trozo de carne que se esforzaba por entrar en mi agujero, el moreno me besaba y acariciaba mis nalgas como para relajarme y fue ahí cuando entró todo el pene del blanco en mi culo; mi quejido se quedó ahogado en la boca del moreno.



En esa estábamos cuando de pronto entra otro, un moreno hermoso y de cuerpo escultural. Mi amigo y yo nos separamos pero ya el otro había visto lo necesario; el moreno nos hizo señas para que continuáramos sin ninguna preocupación y así lo hicimos. El moreno empezó a masturbarse y le dije que se acercara.



Oh Dios, cuando vi aquella vergota, sentí un deseo inmenso que sin pensarlo dos veces lo comencé a mamar, alternaba entre una verga y la otra y por momentos tenía a ambas en mi boca. Mientras disfrutaba yo de eso, los dos se besaban apasionados. Luego me levanté y nos besamos los tres. El moreno se bajó y nos mamó el pene a los dos mientras nos besábamos y acariciábamos.




Sucedió un día en la sala de baño de un cine, Después que descubrí lo que uno podía disfrutar, me volví un adicto a ello. Por supuesto que me interesa menos la película... pues sólo iba a tener algo de sexo. Entré al baño y fui directamente a orinar, pero siempre con la esperanza de tener algo de acción.





Casi al instante entra un chico alto, blanco y muy sexy; pasa al cubículo donde está la poceta pero asegurándose de dejar la puerta abierta y considero que es una señal de que esta buscando algo. No me equivoqué, nos miramos y de inmediato me acerqué y llevé mi mano hasta su pene, era grande y grueso, como a mi me gustan. Después de acariciarlo, me doblé y comencé a mamarlo despacio, primero le pasé la lengua como quien se come una barquilla y no quiere que el tiempo pase.