Recorrí mis pelotas en todo su tamaño con mis dedos, les hacia círculos con mis uñas y me acariciaba solo con las yemas la unión entre los dos huevos hasta bajar hacia el punto donde comenzaban, me los halaba y me los estiraba de tal manera que me quedaban casi ahogados entre mis manos, los tomaba con los dedos y les hacía un anillo con ellos, me mojaba las yemas y comenzaba otra vez a acariciarme pero la sensación era tan buena que no me daba cuenta lo que pasaba a mi alrededor.
Lo mismo que le pasó al de la pertiga,el pobre.
Hace 4 meses
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